Así pues, no basta solo con implementar las medidas bien instauradas para afrontar la crisis desde una perspectiva de autocuidado físico, sino también ocuparse del afrontamiento psicológico hacia las demandas del desajuste que esto implica.
En términos generales y como ciudadanos y la responsabilidad que se tiene consigo mismo y con el otro, y como un acto de solidaridad, para el afrontamiento apropiado de este proceso es importante adherirse a las siguientes propuestas:
Quédate en casa! El mensaje es simple, quedarse en casa es una de las medidas más oportunas y sensatas a la hora de minimizar los riesgos de contagio, sin embargo, es importante que esta indicación traiga consigo elementos que faciliten no solo el estricto cumplimiento sino el adecuado aprovechamiento y adecuación de las tareas que hacen parte de la cotidianidad, además de prevenir que el hecho de ¡quedarse en casa! No se convierta en un escenario cargado de ansiedad, preocupación, sedentarismo o el desarrollo de conductas poco saludables. Así pues, mientras estas en casa estas son algunas de las recomendaciones a tener en cuenta.
Si adicional a esto te desempeñas en el área de la salud, es preciso mencionar que aquellos momentos en los que te encuentres en casa, serán especialmente valiosos para recargarte de energía; procura destinar una espacio de armonía, comenzando con un baño agradable y relajante, destinar espacio de descarga emocional en los que el tema popular del momento no sea el eje central de las conversaciones con los tuyos, desarrollar actividades que permitan una conexión diferente con otras esferas de la vida, especialmente desarrollar espacios en el ámbito espiritual que desarrollen respuestas adaptativas, finalmente un buen descanso, respetando los tiempos de sueño serán de gran ayuda al momento de reconectarse con el valioso trabajo que realizamos como personal del área de la salud en medio de la situación crítica que se vive actualmente.