El diagnóstico de cáncer puede ser considerado como un estresor potente que puede provocar reacciones emocionales (especialmente ansiedad y depresión) e incluso trastornos emocionales (de ansiedad y del estado de ánimo).
Para la mayoría de las personas hablar de cáncer significa hacer referencia a graves enfermedades, así como a tratamientos invasivos, o incluso a la muerte. El diagnóstico de cáncer puede ser considerado en general como un evento vital estresante que afectará no sólo al individuo que lo recibe, sino también a su entorno familiar y social más directo. Como todo suceso estresante, el cáncer no produce el mismo impacto en todos los individuos, si bien el proceso más común consiste en que, si se produce la interpretación o valoración del evento como una amenaza, se generará una reacción emocional de ansiedad, que tenderá a ser más intensa en la medida en que el individuo perciba que sus recursos para afrontar esta amenaza no son suficientes para controlar o manejar las consecuencias negativas que se prevén. La valoración del suceso como una pérdida importante (de salud) tenderá a producir una reacción de tristeza, que puede desencadenar en depresión. Ambas reacciones emocionales pueden llegar a desembocar en sendas patologías, como un trastorno de ansiedad y un trastorno del estado de ánimo.
La ansiedad es una reacción emocional que surge ante las situaciones de alarma, o de resultado incierto, y nos prepara para actuar ante ellas. Así pues, inicialmente la ansiedad es una reacción adaptativa que nos prepara para dar una respuesta adecuada ante determinado tipo de situaciones, que son importantes para nosotros. Pero, aunque la ansiedad sea una emoción natural, de carácter esencialmente adaptativo, que nos previene de situaciones que requieren que nos pongamos en alerta, sin embargo, la ansiedad también puede estar en la base de algunos procesos que a veces desencadenan la enfermedad. Cuando un individuo mantiene altos niveles de ansiedad durante mucho tiempo, su bienestar psicológico se ve cada vez más perturbado, a la vez que sus sistemas fisiológicos pueden verse alterados por un exceso de activación, su sistema inmune puede verse incapaz de defenderle, sus procesos cognitivos pueden estar alterados, o la evitación de las situaciones que provocan estas reacciones intensas de activación fisiológica y temor puede afectar a la vida personal, familiar, laboral o social del individuo. En resumen, cuando la frecuencia, intensidad o duración de la respuesta de ansiedad sean excesivas, tenderá a disminuir la capacidad de adaptación del individuo al medio circundante, y en consecuencia comenzaremos a hablar de ansiedad patológica.
La sospecha de un posible diagnóstico de cáncer produce ansiedad anticipatoria, como se ha puesto de manifiesto en aquellas mujeres a las que se solicita una segunda mamografía, tras haber encontrado algún dato sospechoso en la primera prueba. Su ansiedad está relacionada con los pensamientos de anticipación de un posible resultado de diagnóstico de cáncer y se ve aliviada por la reducción del tiempo de incertidumbre, así como por estrategias de afrontamiento cognitivo de evitación.